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El brazalete y la nueva alianza
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El brazalete y la nueva alianza
[Con Megan Corbett]
“¿Tres mortífagos más?” se preguntó ella cuando leía unos titulares en el diario el profeta. Era de esperarse que ya más gente se uniera más al otro bando, el del mal. Constance no esperaba mucho de la gente que estaba a su alrededor que sólo por un poco de poder podían hacer cualquier cosa. Incluso, vender su alma al diablo. Pobres almas, pensaba ella en un rincón de una de las oficinas del ministerio. Sentada de piernas cruzadas, vestida con un pantalón de cuero negro, una chaqueta apegada al cuerpo y una túnica color azul marino. Su peinado estaba recogido por un cinto que dejaba ver sus orejas. Leía en tranquilidad, la demás gente pasaba por fuera de la oficina haciendo su trabajo. El ministerio era bastante grande, y cualquier persona que trabaje ahí o no podía perderse fácilmente. Sólo había que saber con quien andar y nada más que eso.
Cerró el periódico. Lo dejó encima del escritorio y salió de la oficina, sin ver a nadie conocido por fuera de ella. Cerró la puerta con llave y se puso a caminar, iría a Londres a ver sus padres, quienes andaban de visita en la ciudad. Se encontraría con ellos para ir a visitar un hogar de menores, donde Constance hacía obras sociales en los veranos, en sus años de estudiante de Hogwarts. En el pasillo de la segunda planta había mucha gente caminando, ella esquivaba a los que podía y algunos se corrían para dejarla pasar. Marcaba autoridad siendo auror, pero no se valía de eso para poder llamar la atención de la gente y hacerse respetar.
Mientras caminaba recorría sus bolsillos de la túnica, y en uno de ellos, encontró un brazalete que le pertenecía a su amiga, quien fue asesinada por los mortífagos. Lo llevaba siempre con ella, era su única reliquia.
Pasó por un pasillo menos poblado para entrar a uno de los elevadores que la llevaría a la planta baja, pero antes de que pudiera llegar fue detenida por una persona. Era esperable.
“¿Tres mortífagos más?” se preguntó ella cuando leía unos titulares en el diario el profeta. Era de esperarse que ya más gente se uniera más al otro bando, el del mal. Constance no esperaba mucho de la gente que estaba a su alrededor que sólo por un poco de poder podían hacer cualquier cosa. Incluso, vender su alma al diablo. Pobres almas, pensaba ella en un rincón de una de las oficinas del ministerio. Sentada de piernas cruzadas, vestida con un pantalón de cuero negro, una chaqueta apegada al cuerpo y una túnica color azul marino. Su peinado estaba recogido por un cinto que dejaba ver sus orejas. Leía en tranquilidad, la demás gente pasaba por fuera de la oficina haciendo su trabajo. El ministerio era bastante grande, y cualquier persona que trabaje ahí o no podía perderse fácilmente. Sólo había que saber con quien andar y nada más que eso.
Cerró el periódico. Lo dejó encima del escritorio y salió de la oficina, sin ver a nadie conocido por fuera de ella. Cerró la puerta con llave y se puso a caminar, iría a Londres a ver sus padres, quienes andaban de visita en la ciudad. Se encontraría con ellos para ir a visitar un hogar de menores, donde Constance hacía obras sociales en los veranos, en sus años de estudiante de Hogwarts. En el pasillo de la segunda planta había mucha gente caminando, ella esquivaba a los que podía y algunos se corrían para dejarla pasar. Marcaba autoridad siendo auror, pero no se valía de eso para poder llamar la atención de la gente y hacerse respetar.
Mientras caminaba recorría sus bolsillos de la túnica, y en uno de ellos, encontró un brazalete que le pertenecía a su amiga, quien fue asesinada por los mortífagos. Lo llevaba siempre con ella, era su única reliquia.
Pasó por un pasillo menos poblado para entrar a uno de los elevadores que la llevaría a la planta baja, pero antes de que pudiera llegar fue detenida por una persona. Era esperable.
Constance Sáade- Auror
- Mensajes : 19
Fecha de inscripción : 21/12/2010
Localización : At the Ministry
Re: El brazalete y la nueva alianza
Hacía días que las cosas no estaban resultando nada bien para el Mundo Mágico, y como siempre, Megan sentía que debía estar haciendo algo por mejorar la situación. Y lo cierto era que no había demasiado que pudiera hacer ella sola. Formaba parte de un grupo de excelentes aurores, y a cada uno se le había asignado su tarea correspondiente. Debía hacer lo que a ella le tocaba, nada más, y luego informar de sus resultados... por más que se muriera de ganas de hacer un millón de cosas a la vez.
Estaba en su escritorio, sacando algunas cuentas, organizando su intinerario antes de salir a terreno. Y a lo lejos vio pasar a Constance. Su colega, y también su amiga, como lo eran la mayoría de sus colegas. La conocía desde Hogwarts, pero sólo cuando ambas ingresaran al departamento habían comenzado a tratarse con frecuencia. Volvió su mirada a los papeles; debía acabarlos pronto para comenzar a trabajar. Ya casi todos habían salido a realizar sus misiones.
En un minuto estuvo lista. De un salto se incorporó y se aventuró en los pasillos de la segunda planta. Dedicó un saludo apresurado y efusivo a la gran mayoria de las personas con las que se encontraba en su camino. Quería comenzar rápido a trabajar ese día, no podía quedarse conversando como de costumbre. Caminando con más apremio, alcanzó el sitio donde los elevadores permanecían cerrados, y ahí otra vez encontró a Constance. Sonriendo, la detuvo del brazo antes de que ingresara, para que no la dejara atrás.
—Buenos Días, Constance —le saludó con afecto y alegría, actitudes que se veían poco en el Ministerio desde que la incertidumbre, un enemigo invisible, hiciera acto de presencia. Sólo entonces se dispuso a ingresar al elevador con ella.
Estaba en su escritorio, sacando algunas cuentas, organizando su intinerario antes de salir a terreno. Y a lo lejos vio pasar a Constance. Su colega, y también su amiga, como lo eran la mayoría de sus colegas. La conocía desde Hogwarts, pero sólo cuando ambas ingresaran al departamento habían comenzado a tratarse con frecuencia. Volvió su mirada a los papeles; debía acabarlos pronto para comenzar a trabajar. Ya casi todos habían salido a realizar sus misiones.
En un minuto estuvo lista. De un salto se incorporó y se aventuró en los pasillos de la segunda planta. Dedicó un saludo apresurado y efusivo a la gran mayoria de las personas con las que se encontraba en su camino. Quería comenzar rápido a trabajar ese día, no podía quedarse conversando como de costumbre. Caminando con más apremio, alcanzó el sitio donde los elevadores permanecían cerrados, y ahí otra vez encontró a Constance. Sonriendo, la detuvo del brazo antes de que ingresara, para que no la dejara atrás.
—Buenos Días, Constance —le saludó con afecto y alegría, actitudes que se veían poco en el Ministerio desde que la incertidumbre, un enemigo invisible, hiciera acto de presencia. Sólo entonces se dispuso a ingresar al elevador con ella.
Megan Corbett- Auror
- Mensajes : 41
Fecha de inscripción : 22/12/2010
Edad : 36
Localización : Pisándole los talones a los mortífagos...
Re: El brazalete y la nueva alianza
[Autorizado por Constance Sáade]
Para Michael ese día era especialmente frío en Londres, y ya ni su campera de nieve lo hacia tolerarlo; sin embargo debía ir a trabajar como todos los días a su oficina en el 2do piso del Ministerio.
Al llegar allí y entrar en su despacho, se desparramo en su asiento y se tomo una gran taza de café, estaba cansado, no habia dormido bien a causa de las largas pesadillas que lo periguieron esa noche. Mientras tomaba su cafe revisaba el papelerio que tenía en su escritorio, fichas de fugitivos, listas con nombres de victimas de homicidios, de maleficios imperio, etc. Su trabajo era cada vez mas pesado, las pilas de fugitivos y sospechosos era cada vez mas alta, el equipo de aurors no da a basto, pero no queda otra alternativa hay que ir bajandolas de a poco y en equipo. Recordó en ese momento que debia llevarle unos papeles a un colega del 4to piso para que le consiga unas visitas a unos orfanatos donde le llego información, que ocultaban a un grupo de magos que habian sido complices del señor oscuro hacia unos cuantos años atrás, y que, se sospecha, serían cabecillas de unos pequeños grupos de magos tenebrosos.
Es así como tomó todos los papeles y se dirigió por el pasillo hacia el ascensor, se topó con varios conocidos que le dijeron buenos días amablemente. Debido a su condicion de Auror, la mayoría de los empleados del ministerio le tenían cierto respeto, si bien Michael no es una persona que tenga aspecto intimidante, es bien respetado tanto por sus inferiores como por sus colegas.
Llegaba al ascensor y se puso detrás de dos muchachas, una de ellas era su novia y la otra era su amiga, que para variar estaban en medio de una charla.
- Buenos Días, Señoritas - les dijo divertido - ¿Cómo las trata esta mañana helada? - y mientras decía esto abrazaba a su novia con su brazo libre, y le daba un beso en la mejilla.
Para Michael ese día era especialmente frío en Londres, y ya ni su campera de nieve lo hacia tolerarlo; sin embargo debía ir a trabajar como todos los días a su oficina en el 2do piso del Ministerio.
Al llegar allí y entrar en su despacho, se desparramo en su asiento y se tomo una gran taza de café, estaba cansado, no habia dormido bien a causa de las largas pesadillas que lo periguieron esa noche. Mientras tomaba su cafe revisaba el papelerio que tenía en su escritorio, fichas de fugitivos, listas con nombres de victimas de homicidios, de maleficios imperio, etc. Su trabajo era cada vez mas pesado, las pilas de fugitivos y sospechosos era cada vez mas alta, el equipo de aurors no da a basto, pero no queda otra alternativa hay que ir bajandolas de a poco y en equipo. Recordó en ese momento que debia llevarle unos papeles a un colega del 4to piso para que le consiga unas visitas a unos orfanatos donde le llego información, que ocultaban a un grupo de magos que habian sido complices del señor oscuro hacia unos cuantos años atrás, y que, se sospecha, serían cabecillas de unos pequeños grupos de magos tenebrosos.
Es así como tomó todos los papeles y se dirigió por el pasillo hacia el ascensor, se topó con varios conocidos que le dijeron buenos días amablemente. Debido a su condicion de Auror, la mayoría de los empleados del ministerio le tenían cierto respeto, si bien Michael no es una persona que tenga aspecto intimidante, es bien respetado tanto por sus inferiores como por sus colegas.
Llegaba al ascensor y se puso detrás de dos muchachas, una de ellas era su novia y la otra era su amiga, que para variar estaban en medio de una charla.
- Buenos Días, Señoritas - les dijo divertido - ¿Cómo las trata esta mañana helada? - y mientras decía esto abrazaba a su novia con su brazo libre, y le daba un beso en la mejilla.
Michael Feehily- Mensajes : 8
Fecha de inscripción : 26/12/2010
Localización : Ministerio de la Magia
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